El Destino

El destino como una ruta inamovible trazada de antemano antes de nuestro nacimiento, es una idea que nos paraliza, porque habría entonces un cero de posibilidades de participar en los acontecimientos de la vida, el esfuerzo carecería de significado.

Al iniciar la vida tenemos una esencia conformada por características heredadas de nuestros ancestros, no empezamos de cero tenemos los componentes que podemos considerar como nuestra esencia, sobre ella se acumula información, con la educación que recibimos, tanto la formal como no menos importante, la educación del los amigos y compañeros que conforman nuestro circulo, sus gustos influyen en nosotros, influyen los tíos los primos los amigos, el sacerdote toda la gente que conocemos, claro que unos influyen más que otros dependiendo de los intereses que van desarrollándose.

Finalmente hemos de reconocer que en nuestra vida algunos eventos suceden sin nuestra intervención, por lo menos dentro de lo que es conocido en el ámbito de la razón. Fuera de la competencia de la razón hay quien creé (creé no sabe), que uno escoge la vida que lleva, los padres que tiene y muchos de los eventos importantes y determinantes de la vida. No existe nada para mí, que confirmara esta idea, aunque su aceptación nos regresa la responsabilidad de lo que nos sucede. Si te toca una vida llena de enfermedades y de carencias y vos así supuestamente lo elegiste, te brinda la oportunidad de ver que esas condiciones de esfuerzo y carencias producen un fruto que de otra manera no existiría.

Los sacrificios, pueden ser útiles para ampliar nuestra comprensión y otras formas de conciencia que nos acerquen a una comprensión cabal de la vida, experiencia con la que perdemos contacto por ser adictos a las especulaciones mecánicas que ocurren en el pensamiento de una manera espontánea, más bien automática. Dentro de lo que me es accesible, está la posibilidad de conocerme a mi mismo sin la intervención de ningún “intermediario” (concepto intelectual) . Los intermediarios, empiezan con nuestra traducción de la realidad que sucede, la forma en que nos lo decimos, no deja de ser una reducción de la realidad.

Cuando se da la rara experiencia de reconocer que contactar con la realidad de una manera directa es un logro que implica una calidad de esfuerzo que es de una calidad totalmente diferente a los esfuerzos de fuerza, empiezo a establecer una relación estrecha con lo que estoy siendo. Uno puede darse cuenta de que hay situaciones en la vida contra las que nada puedo y hay otras en las que si hay la posibilidad de influir, el reconocer en cuales puedo influir y en cuales no, me permitirá ser participe real en la conformación de mi destino.

El reconocimiento de los eventos en los que no tengo posibilidad de influir, me ayudará a disminuir los esfuerzos que se malgastan en desear que las cosas fueran de una diferente manera, esa energía seria aprovechable en reconocer la forma en que puedo crear condiciones tales que permitan el crecimiento de mis posibilidades de cumplir con los objetivos, o en su caso a empezar a reconocerlo(s). El reconocer la importancia de la vida es un acontecimiento que con frecuencia se presenta sólo cuando la vida ya esta amenazada, quizás nunca es tarde para contactarse con un momento eterno a través de la emoción del agradecimiento que pudiera existir por cada segundo de nuestra vida.

Esta experiencia a la que hago referencia; de agradecimiento nace, — no se inventa— en quien está en contacto con su ser, acontecimiento no mecánico, que corresponde a una relación intima con uno mismo, antes que las palabras, o mejor dicho antes que los conceptos.

No es el destino el que permite el mejor uso de las mejores posibilidades que existen para el humano, pero si es el destino el que establece líneas de arranque, en las que todos tenemos posibilidades de cumplir con nuestro destino.

¿Que me toca hacer a mi? El destino de los humanos es muy parecido aunque las metas van siendo otras, todos hemos de morir, es un destino común, pero en el lapso entre nacer y morir, hay quienes conviven con su ser muy poco tiempo, y hay quien puede llegar a trascender el tiempo.Trascender el tiempo es una experiencia personal inaccesible con la voluntad —esa que nos imaginamos que tenemos— es una experiencia que resulta de lograr un grado de libertad, que resulta del acercamiento a la verdad viva. “La verdad os hará libres...”

El condicionamiento del que somos victimas quienes hemos recibido una educación exclusivamente intelectual, sin enseñanza de respeto por todas las manifestaciones de la vida, animales, plantas, o en otras palabras una enseñanza de relaciones respetuosas con la naturaleza y con el trabajo. Hemos de darnos cuenta de este condicionamiento y empezar a observar con atención en que forma se manifiesta mi condicionamiento, reconocer fobias miedos y limitaciones es la mejor forma de trascenderles, sin necesidad de pelear o querer moldearse,—a corresponder con su imagen— quizás, lo que encontramos es mejor que ninguna imagen que nos hubiéramos hecho de nosotros mismos. Así que podemos ver que para poder cumplir con nuestro destino, hay que lograr un saneamiento de los prejuicios que nublan nuestra visión de la realidad.

El reconocimiento de nuestra verdadera situación nos acercará a la maravillosa realización de que somos parte de un todo, o visto desde otro ángulo somos a imagen y semejanza de Dios. En este universo holográfico la información del todo esta en cada una de sus partes, el todo es otra forma de nombrar a la conciencia universal en la que podemos llegar a reconocernos como parte y representación a condición de que para ser un buen reflejo, a semejanza de un lago que refleja el cielo hemos de estar en calma -“paz interior”-, para poder reflejarle adecuadamente. Esa paz interior que resulta de aceptar sin miedo nuestro destino al que podemos corresponder y quizás apreciar y por tanto enriquecer. El aprecio enriquece.

PROGRAMA ATARAXIA - APRENDIZAJE TRANSFORMACIONAL