La libertad de no juzgar negativamente
No es necesario juzgar a aquellas personas a quienes amamos, porque todo lo que amamos nos revela sus secretos. Si las amamos, podemos mostrarnos objetivos y no egoístas con ellas -esas son las consideraciones óptimas del amor. Sin los juicios negativos, que nos impiden ver cómo son esas personas porque superponemos una imagen de rechazo, podemos comprenderlas y aceptarlas sin esfuerzo. ¿Cómo podemos juzgar con justicia a aquellos a quienes no amamos? ¿Cómo podemos juzgarlos cuando el desamor nos aísla contra ellos? Al juzgar nos ponemos en una posición de separación y de exclusión –y quizá de prepotencia, de aparente superioridad-; los otros se convierten en objetivos de ataque de nuestras mentes cuando elegimos fragmentos negativos o conflictivos de sus vidas para evaluarlos como si representaran una totalidad mientras desdeñamos sus valores y los episodios gratos que han compartido. La balanza de la justicia tiene dos platos que debemos utilizar simultáneamente, sin cargarnos hacia